miércoles, 23 de octubre de 2013

ESPACIO-TIEMPO





ESPACIO-TIEMPO                                               

Apolo, un nano robot de última generación y 1000 terabits de memoria, haría el primer viaje  a las estrellas.
El plan, consistía en imprimirle a  Apolo, dios de la luz, precisamente la velocidad de la  misma -300.000 Km.por segundo- y enviarlo al espacio-tiempo montado sobre una onda energética, más precisamente, electromagnética o lo que es lo mismo, en ondas de radio, de tal manera que  cada año recorrerá la friolera de 9,5 billones de Km. Pero no llegará a la estrella más cercana sino dentro de 4 años y medio,  Alfa centauro, en la constelación del Centauro.
Apolo, tenía dimensiones  moleculares, y se hallaba dentro de una cápsula magnética de cerámica que contenía miniaturizados  equipos tan pequeños que serían irradiados al espacio  sobre la cresta  de una onda de 25 metros y una frecuencia de 10 megahertz por segundo. Allí navegaría hacia la eternidad del espacio-tiempo y le llevaría 13.000 millones de años terrestres  llegar a los confines del tiempo y el espacio.  Apolo estaría navegando sobre el espacio-tiempo;  donde  nace cada segundo recorrido.  De  obtener éxito, el teatro mencionado es de tal expansión, que quizás los hombres como los conocemos hoy día habrán producido  generaciones que nada tendrán de humanos, transformados por la biocibernética;  y adaptados a nuevos mundos. De hecho, que  el sistema solar tal como existe,  por entonces, habrá desaparecido..
Las razones del envío y los costos del proyecto, están en sólo escrudiñar el centro de  nuestra vía láctea y observar el comportamiento de moléculas ordinarias a  25.000 años luz; tomados desde el brazo de Orión, donde la tierra lo navega cabalgándolo. El mismo,  se encuentra a la misma distancia de   25.000 años luz;  ya que  la galaxia  tiene un  radio aproximado de 50.000 años luz.  Viajando hacia  el centro, donde se supone existe un inmenso agujero negro que retiene en su entorno a millones de millones de soles y planetas;  donde la masa molecular es tan densa que tiende al infinito y  la gravedad tan inmensa  que retiene a la galaxia girando en su entorno sin disgregarse, sitio donde ni la luz puede pasar por sus cercanías sin caer o ser absorbida en el para no salir jamás; de allí su nombre, o quizás, salir a otra dimensión o universo paralelo.
Pero el proyecto Apolo, a igual que el que llevó el hombre a la luna en el siglo XX, tenía además, otra finalidad, realmente  increíble y era la de retener la antigua  luz reflejada que   hubo llegado a  la tierra hace miles o millones de años, entonces la filtraría de impurezas y la enviaría a la tierra, donde  podría recrearse la información allí  retenida, y así poder ver  la verdadera historia, sobre la evolución geológica  y biológica del planeta desde el momento en que el sol emanó sus primeros rayos un primer día,   hace 5.000 millones de años hasta que el homo habilis se transformó en homo sapiens..
 Allí en esos paleofotones  estarían   escondidas  las primeras imágenes de los  dinosaurios, los primeros homínidos;  las primeras y últimas civilizaciones. Todo  estaría impreso  en los fotones  de un simple  rayo de luz que toco la tierra  en los albores del tiempo y se redirigió al espacio, por ejemplo, en el caso de los dinosaurios a  más de ciento sesenta millones  de años luz .  Si Apolo alcanza   esos fotones su super microcomputador a bordo los  comparará con los datos de su memoria y los enviará a la tierra.

Cien años después
Apolo, envió los primeros mensajes que no eran más que triviales comunicaciones  terrestres, de radio y TV, y luego volvió a callar.  Eran las primeras comunicaciones de la tecnología terrestre al espacio.
Quinientos años pasaron,  nuevas generaciones casi habían olvidado a Apolo, pero pudieron ver como Cristobal Colón llegaba a América.
Mil nuevos años transcurrieron; Apolo mostró un sangriento choque entre Cristianos y el Islán.
Poco después, mostró como crucificaban a Cristo en una oscura ciudad de oriente medio. . La humanidad  recibió las paleofotos en Marte, colonizado  hacía más de un milenio. El espacio tiempo se dilató un millón de años más. Apolo envió  la luz que mostraba los primeros seres humanos erguidos en la sabana africana Los nuevos eruditos estudiaron los arqueofotones quedando maravillados, pero lo más increíble, era que no se trataba de luz reflejada sino que Apolo había alcanzado el mismo borde de luz emitida desde la tierra hacia más de tres  millones de  años, lo que  dio lugar a la sorprendente  conclusión de que  la luz puede superar el límite Einsteniano si se sitúa en lugares donde  el espacio se deforma extravagantemente. Tal cómo lo intuyó el físico portugués Jao  Magueijo a fines del siglo XX, quién señaló,  que el límite de la velocidad de la luz lo apenaba  sobremanera, porque de mantenerse constante,   no podría accederse definitivamente a  casi ningún lugar del cosmos estrellado;  confiando que el mismo sería variable, dependiendo de las regiones del espacio-tiempo que se atraviesen.
Pasaron otros miles de años y Apolo envío un nuevo mensaje, sorprendente, inquietante y definitivo;  había encontrado  una civilización inteligente, pero los terráqueos últimamente en Titán, nunca  se enterarían, se habían  extinguido hacía miles de años. 

HUGO PEYRACH
“Ciencia Ficción”.
Febrero, 7 de 2010