martes, 19 de julio de 2011


A 42 AÑOS de la CONQUISTA DE LA LUNA
Por. Hugo Peyrachia.



Tocar la luna, llegar a ella, siempre fue objetivo de la humanidad, pero, para pisar su superficie fue necesario crear la ciencia y la tecnología. Si se toma como inicio de las mismas la Grecia antigua, a la humanidad le habría llevado dos mil quinientos años poner un primer hombre sobre su superficie; abriendo, además, el camino hacia otros planetas y quizá, hacia las estrellas.
Seguramente, muchos creyeron que esta hazaña nunca sería posible y que la luna sólo sería parte de los sueños, de la poesía.

Fueron los rusos los primeros en enviar naves exploradoras automáticas a la luna, y consiguieron las primeras fotografías que superaron mil veces las mejores imágenes de los más grandes telescopios en la tierra.

En 1961, el presidente Kennedy en un discurso memorable, señaló, que a fines de la década Estados Unidos de Norteamérica, pondría un hombre en la luna. En contrapunto tecnológico con la Unión Soviética(URSS), entonces enemigos mortales en la confrontación conocida como guerra fría, donde ambas potencias surgidas después de la II Guerra Mundial se disputaban la carrera nuclear y espacial.

La conquista de la luna, significo para los EEUU un desafío a nivel “Nación”, tecnológicamente hablando, y demostró un avance en aeronáutica, astronáutica, electrónica y tecnología de los materiales, aún más desarrollado que la ingeniería rusa, lo que le permitió en tan solo ocho años, llevar, alunizar y traer de regreso sanos y salvos a los primeros dos hombres que caminaron sobre la superficie selenita.
También el primer signo, de que algo no andaba bien en la Rusia comunista.

Para llegar a la luna, el organismo aeronáutico y espacial norteamericano(NASA), desarrolló el proyecto “Apolo”; tal el nombre de la cápsula donde se alojaban los tres astronautas. De forma troncocónica y unos tres metros y medio de diámetro, ésta se ubicaba en lo más alto del cohete que la sacaría de la atracción gravitatoria de la tierra, llamado Saturno V, de 110 metros de altura y un diámetro en la base de 10 metros; pesaba 2.810 Tm. Contaba con tres etapas de propulsantes líquidos para impulsar a la Apolo a órbita terrestre, debiendo acelerar a 11 Km.por seg. algo así cómo 39.000 Km./hora; desarrollando 3.750.000 Kg. de empuje en los primeros minutos tras el despegue, desde Cabo Cañaveral, al sur de la Florida.

La Cápsula o Nave Apolo, estaba conformada por un módulo de comando y servicio llamado ”Columbia” donde estaban los tres astronautas, descripta arriba, único módulo que retornará a la tierra.
Un “módulo lunar” o (LEM), que descendería en la luna, a su vez consta de dos partes, una de descenso, para realizar el alunizaje y otra de ascenso donde se alojaban los dos astronautas, que después del paseo lunar, despegaría dejando sobre la superficie a la primera, para reintegrarse con la Cápsula Apolo en órbita lunar.
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La historia del Proyecto Apolo comienza con Apolo 1;(27-1-1967) que sufrió un accidente en la plataforma de lanzamiento, muriendo calcinados sus tres ocupantes. Apolo 7(11-11-68), probó con éxito la maniobrabilidad de la cápsula. Apolo 8(21-12-68), se acercó a la luna, probó que se podía viajar hasta allí. Apolo 9 (3-3-69), ensayó con éxito el funcionamiento del módulo lunar(LEM). Apolo 10(18-5-69), llevó al LEM a 15 Km. de la superficie selenita, demostrando lo posible y seguro del alunizaje, y Apolo11 (16/24-7-69) alunizó a las 16,18 Hs. del domingo 20 de julio de 1969.
El primer hombre que puso un pie en la luna, se llama Neil Armstrong, era un piloto de pruebas de la fuerza aérea norteamericana, igualmente que el piloto del módulo lunar, Edwin Aldrin; mientras que Michael Collins, esperaba el retorno del LEM en órbita lunar a 130 Km. de su superficie.

El mundo pudo verlo casi en directo(1 segundo y fracción más tarde) por la televisión. Aquí todavía, en blanco y negro e imágenes bastantes borrosas. Eran las 22.56 de aquella fría noche de julio. Fue quizás, la primera vez que algunas personas no podían creer lo que veían y otras, aún hoy, todavía niegan.

El vuelo entre la tierra y la luna de 384.000 Km. duro cuatro días, viajando a un promedio de 4.000 Km./hora.
Armstrong y Aldrin, permanecieron en la luna(Mar de la Tranquilidad) 21 horas, de las cuales 2 horas y cuarenta minutos caminaron sobre ella. Trajeron a la tierra 22 Kg. de material lunar. El lugar, es de polvo gris, minado de cráteres meteóricos.
Armstrong, dijo, mientras descendía, en aquel momento histórico: “Es un pequeño paso para el hombre, y un gigantesco salto para la humanidad”
Cuatro días después, el 24 de julio al mediodía, Apolo 11; amerizaba en aguas del océano pacífico mediante tres paracaídas gigantescos.
Aquí, en Leones, la iglesia festejó con júbilo el éxito de la misión haciendo sonar las campanas como nunca antes había oído.

Neil Armstrong, vive hoy, recluido en una granja de su propiedad en Lebanon, Ohio(EEUU) y sistemáticamente, se ha negado a hablar sobre su histórica aventura.

Apolo 17, cerró el programa lunar en diciembre de 1972.
Poner un hombre en la luna costó 25.000 millones de dólares y permitió un sin número de adelantos en la tecnología cotidiana. La cifra, aunque parezca astronómica, significó menos del 0,5% del producto bruto del país imperial.

Ensayo de Hugo Peyrachia.
15 de julio de 2007

sábado, 9 de julio de 2011


9 DE JULIO DE 2007

El bólido de 12.000 Km. de diámetro viaja a 140.000 Km/hora, en torno a su estrella que lo mantiene cautivo; se trata de nuestra tierra y de nuestro sol.
Cuando haya dado una vuelta completa, después de 12 meses, habrá recorrido millones de kilómetros, y generado las cuatro estaciones.
El punto, es que el recorrido transcurre en total oscuridad y más allá de la atmósfera la temperatura del espacio es de -279ºC: allí es, donde se origina el frío que nos llega cuando los rayos del sol desaparecen.
Hoy, el eje imaginario del planeta de 23 º de inclinación, ha quedado de tal manera que los rayos que le llegan después de 8 minutos del sol, impactan al hemisferio sur oblicuamente, por lo que no descargan la cantidad de energía como si lo hicieran perpendicularmente.(Hemisferio norte)
El fenómeno es conocido en la tierra, cada 21 de junio y da lugar en el hemisferio sur, al inicio del invierno y en el norte, al verano.
La temperatura desciende ente 0 y los 15 grados; desde la noche al día.
Las jornadas se vuelven, cortas, silenciosas, húmedas y lloviznosas; y las noches, largas y neblinosas. Los amaneceres, helados.
Los horizontes, casi siempre son grises o azules grisáceos.

Raramente, pero suele caer aguanieve, como ocurrió hoy desde las 10 de la mañana. Todos nos sorprendimos con los blancos copos que revoloteaban al viento y luego caían oblicuamente a la tierra y se convertían rápidamente, en agua. Al medio día el fenómeno se detuvo y cerca de las tres de la tarde, volvió a repetirse durante otros 30 minutos. EL hecho poco frecuente, se habría manifestado en junio o julio de 1973 ó 1974.
En Buenos Aires, con un poco más de suerte, la nieve se mantuvo consistente y se acumuló sobre techos, árboles y automóviles, reafirmando, bellamente, una vez más, el principio de “macrocefalía” de aquella ciudad histórica. Allí todo se genera, todo ocurre y todo pasa; desde lo natural a lo político.

La vegetación, hace rato que adquirió los tonos amarillos, ocres y marrones; y los árboles se hallan totalmente desnudos, a la espera de la ansiada primavera para revivir.
Los pájaros, son escasos, entre la fantasmal arboleda, sólo algunas palomas torcazas toman un poquito del sol tibio que les llega tímidamente, por las tardes, y cuando ha salido.
Se ven gorriones desconfiados y algunos chingolos aislados, en vuelos rápidos y preocupados..
Otros, no se dejan ver, más aún si sopla viento del sur helado.; sencillamente, desaparecen, quedándose en sus refugios. Aun así he visto algunos horneros muertos de frío en la Plaza Malvinas Argentinas.

Las heladas se repiten, y el cielo despejado es señal inconfundible que éstas se producirán; terminando con las pocas plantas todavía verdes, helándolas totalmente. Jacarandás, palos borrachos, rosas chinas, se achucharran día después, dejando la región monocromática de un gris amarronado.

La gente apresurada, va de un lugar a otro, el frío produce una sensación incómoda difícil de describir. Así pasarán los noventa días hasta que el eje de la tierra cambie lentamente su posición y los rayos vayan impactando entre los treinta y poco menos de sesenta grados, indicando que habrá llegado con seguridad la primavera y los almanaques señalen, 21 de septiembre. Entonces, las golondrinas sabrán que es hora de partir nuevamente hacia el sur, los árboles, que deben desarrollar sus brotes. Los pájaros preparar su nido; y contentos, a los cansados humanos, de tanta ropa y sufrimientos; después de haber desandado el invierno. Pero la tierra, no se detendrá, es sólo el fin de un nuevo comienzo de giros interminables y de inviernos más o menos apacibles.

Hugo Peyrachia
9 de julio de 2007.
“Poética”

sábado, 2 de julio de 2011


“VARSOVIA”


El 1º de septiembre de 1939, en horas de la madrugada, el ejército más poderoso del planeta, por entonces, invade Polonia, aniquilando al ejército polaco de tres millones de hombres, en apenas semanas. Una nueva táctica militar se acababa de estrenar en los campos de aquel país europeo. En principio, un devastador ataque desde el cielo y luego, tanques(Panzer), que aún hoy serían letales al enfrentar cualquier ejército. La táctica consistía en penetrar profundamente por ambos flancos, lejos, de donde se situaba el enemigo y sobrepasarlo, a veces despiadadamente, para luego por detrás de las líneas, cerrarse a modo de pinza y atacar por la retaguardia, mientras que el ejercito defensor(Polaco) más lento, es cercado y atacado simultáneamente por unidades motorizadas, embolsándolos, para luego aniquilarlo sin contemplación con cañones y morteros, para, por último, barrerlos con la infantería. A semejante maniobra militar se la llamó “Guerra Relámpago”, rapidez, más potencia militar.

Los alemanes perdieron en la operación unos 20.000 hombres, pero los polacos aún hoy no se sabe cuantos sumaron sus víctimas, entre civiles y militares; pero seguramente fueron centenares de miles. Cuenta Guderian, unos de los principales generales que comandó las fuerzas acorazadas atacantes, que el 5 de septiembre Hitler llegó inesperadamente al lugar de operaciones, y lo invito a recorrer el frente de penetración, al llegar a Braudenz, sobre el río Vístula, Hitler observó los puentes totalmente destruidos, y ordenó detener la marcha, entonces, vio un cuerpo de artillería aniquilado, preguntándome ¿fueron nuestros aviones que hicieron tamaño desastre?
-No, le contesté, fueron nuestros tanques. Hitler, entonces, quedó estupefacto.
El 9 de septiembre, los tanques alemanes llegaron a Varsovia, la capital Polaca, y aunque encontraron una resistencia encarnizada, la misma fue inútil.
El 17 de Septiembre, Rusia, aliada de Alemania por entonces, ataca Polonia por el este.
El 21; 1.150 aviones alemanes bombardean Varsovia. El 27, la ciudad se rindió.
El 6 de Octubre, Polonia estaba bajo control alemán.

En el otoño del año siguiente, los alemanes cercaron y tapialaron el barrio Judío, obligando a miles de ellos, sin casas, ni parentesco a vivir en el sin poder salir de su perímetro.(Guetto)
Más de 440.000 judíos vivían allí su propio infierno en la tierra, sin saber que realmente le deparaba el futuro cercano y de saberlo, buena parte de ellos, no lo hubiera creído.
Allí una pareja, tres hijas mujeres y tres hijos varones, sobrevivían a las atrocidades de los desesperados, cayendo a los más bajos designios; hostigados por los SS y sobre todo, por la cruel policía formada por su misma gente.
Uno de los niños que sobrevivió hasta el final de esta historia se llamaba Moisés y ésta es su historia real, recreada, con la información disponible después de más de 60 años de haber ocurrido los hechos.
Al parecer Moisés y sus hermanos, escapaban del “guetto” a efectos de buscar algo de comer en la basura de la ciudad, que llevaban al recinto para compartir con sus padres y hermanos, algo de pan duro o restos de hortalizas y huesos, para agregar a la sopa que les preparaba su madre. Una noche, dos de sus hermanos mayores fueron aprendidos por la policía nazi y nunca más se supo de ellos, una de sus hermanas murió de tifus y hasta el mismo Moisés lo tuvo pero los cuidados de su madre lo habían liberado del mal.
En agosto de 1941, una pequeña estación ferroviaria olvidada, cercana al nudo Varsovia-Bialystok, de nombre “Treblinka”, en una zona llana y húmeda con bosquecillos de abetos, pocos kilómetros al nordeste de la Capital, se levantó el célebre campo de exterminio nazi, al cual irían a parar los judíos de Varsovia y sus alrededores.
En Julio del 42, las Cámaras de Gas de Treblinka, estaban listas para recibir los cargamentos humanos. Los primeros veinte vagones de Judíos Polacos, llegó el 24 de Julio por la mañana, era un bonito día de verano y el tren después de apartarse de la vía principal, entró despacio al Campo.
Eran 100 personas por vagón, lo que daría un número de 2000 prisioneros para el primer viaje a la muerte.
Entre gritos y golpes el cargamento se apeaba. Los hombres eran separados de las mujeres y de los niños, éstos últimos y sus madres iban inmediatamente a las duchas, donde eran desnudados y encerrados en grandes cuartos de cemento, inmediatamente, un gas clorado los mataba en sólo cinco minutos. De la desesperación, morían pisoteados unos a otros en medio de un griterío infernal. Luego, grupos de prisioneros generalmente Ucranianos vaciaban la cámara, quitándole previamente dientes de oro, si es que alguien tenía algunos, luego a las fosas previamente abiertas por los prisioneros; si el campo no tenía crematorio, de lo contrario, eran las cenizas las que se acumulaban en montones cercanos al mismo, tanto para rellenar lugares bajos o anegadizos.
Los hombres, en caso de estar en buenas condiciones físicas eran utilizados como mano de obra esclava.
Sólo había en aquel lugar, tres clases de humanos; los amos, los guardias ucranianos (semi esclavos) y los esclavos; judíos.
Aquí, ni el pasado, ni el presente, ni el tiempo como lo conocemos existía, sólo era día y noche. Habían olvidado el rezo y obedecían cualquier orden por más increíble que fuera, siempre y cuando pudieran coordinarla en sus atormentadas mentes.
Todas las pertenencias, se confiscaban, clasificaban y se enviaban a Alemania.
Entre el 22 de julio y el 3 de octubre de 1942; 300.000 judíos del guetto de Varsovia fueron deportados hacia los campos de la muerte, un ochenta por ciento fue a Treblinka y el resto a otros campos cercanos. Es posible que toda la familia de Moisés, haya ido a parar a Treblinka; pero Moisés tuvo un poco más de suerte, y al parecer una familia Polaca lo ocultó en su domicilio, en algún lugar cercano al guetto y allí vivió hasta que la Ciudad decidió sublevarse; cuando pudo organizar un insipiente ejército nacional de unos 38.000 hombres y mujeres, momento en que los Rusos se aproximaban al río Vístula; era agosto de 1943.
Tal situación se vivió esos días y ante la creencia de que los rusos ayudarían, cosa que no ocurrió, en casi los 60 días que polacos y alemanes se enfrentaron, y que terminó con el aniquilamiento de más de 150.000 polacos. Otros, debido a una gestión de la cruz roja pudieron retirarse de la ciudad, pero un buen número de ellos, entre otros, nuestro Moisés, fueron a parar a el tenebroso Campo de exterminio “modelo” de Auschwitz, en las proximidades de Cracovia´. Allí le tatuaron el antebrazo izquierdo con el número de prisionero y debido a la presión que ejercían las tropas rusas llegando a las próximidades, pudo salvarse de las cámaras de gas y los hornos crematorios, que habían terminado con sus padres y hermanos; y, que aquí devoraban hasta 12.000 prisioneros por día. (exterminio a escala industrial).
Ensañados, y con órdenes de no dejar prisionero vivo, los nazis lo embarcaron en “coches jaulas” con destino al campo de Dachau, al norte de Alemania. El transporte había durado 30 días, en los que no se los alimentó ni dio bebida alguna. Moisés, sobrevivió una vez más debajo de los cadáveres de sus compañeros, era Abril de 1945 y el Campo de Dachau, ya había sido liberado por el ejército americano, quien lo envío de inmediato al hospital que habían constituido donde estaba la enfermería de los SS.
El pequeño Moisés, ponía de manifiesto una fuerza única para sobrevivir, por lo que todo el personal del hospital puso empeño por sacarlo adelante, pero a pesar de los cuidados la vida del pequeño judío iba apagándose lentamente. Durante las noches deliraba, llamando a su mamá reiteradamente, el sólo escucharlo rompía el corazón de las enfermeras y de otros enfermos en camas adyacentes; cantaba en su agonía sus días en la escuela, la fiesta del “purín”, los pasteles que le hacía su madre, hablaba del “guetto”, de los ataques aéreos, de las bombas. Imitaba el tableteo de la ametralladoras y los gritos de las SS.
Mil veces, mamá, mamá, mamá, desgarraba el alma de los vecinos, que no podían dormir. Una de las enfermeras, intentaba calmarle diciéndole que ella era la madre a quién llamaba. Pero no tuvo consuelo. Otra noche, gritaba, hambre; tren, hambre, tren.
Al amanecer dejaba de gritar y de vez en cuando pronunciaba una palabra en calma, extenuado; hambre....
La última noche, una enfermera le colocó un termómetro en la boca; unos segundos más tarde se oyó cómo el cristal del termómetro se rompía, imaginando en su sueño, comida. Moisés, en su delirio, siguió masticando.
Los vidrios al parecer produjeron una gran hemorragia en el estómago, la sangre emanaba de su boca. Trozos de vidrios quedaron atascados en sus dientes.
Moisés, había hecho un paro respiratorio y cardíaco, y su vida, por último, se liberó de tanta infamia y opresión de los hombres, tal vez, más cultos del planeta.
El médico americano que llegó casi corriendo a la sala, trató en vano de reanimarlo, entonces, tomó los instrumentos y medicamentos que llevaba en socorro y los arrojo, violentamente, contra al suelo.

HUGO PEYRACHIA.
16 de Octubre de 2006
“INFAMIAS”