jueves, 12 de junio de 2014

EL MENTALISTA

Cuento Tipo Expedientes X


Cuando la policía llegó a la escena, el famoso mentalista Dr. Craig llevaba horas   muerto  en su departamento.
Consultados algunos vecinos por el oficial de homicidios, todos  señalaron que no oyeron ni vieron nada sospechoso que  podría relacionarse  con el caso. Por otra parte, si, convinieron que el Dr.Craig recibía  personas a las que les indicaba  con exactitud la fecha de su muerte y en algunos casos,  hasta sus causas.
Ante estos relatos, la policía recurrió a su División de  casos  especiales,  también conocida como de “Expedientes X”  o  casos paranormales.
El Inspector Edison y su colaborador Jaco, no tardaron en aparecer en el sitio  del crimen.
Es más, Edison conocía  al mentalista y hasta había leído algunos de los libros del  Dr. Craig; donde explicaba  casos que interesaron a Edison, debido a que contenían un alto componente paranormal.  En uno de los libros,  titulado: “Memorias de un Mentalista” Craig, cuenta, como llegó a conocer con precisión la fecha exacta de defunción de cualquier persona y que el error, si lo había, no podía pasar de un par de días, es decir, que  el hecho debía ocurrir fatalmente dentro de la semana. En el mismo, además, relata como en sus largas jornadas en  salas de terapia intensiva de grandes nosocomios, había llegado a ver con claridad meridiana la muerte dibujada  en los  rostros de los desahuciados y, poco a poco, en esas líneas fue  entreviendo claramente la señal de la enfermedad terminal, de la fatiga crónica, de la depresión y de la locura,  que no llevan más que a la muerte de sólo cuatro formas: 1-Natural, consecuencia directa de una  enfermedad 2-Suicidio, 3-Accidentes múltiples y 4-Violencia,  señaló. Con el tiempo, remarcó,  las señales se fueron haciendo claras en individuos jóvenes, pero que estos últimos  eran de consultar raramente.  
La gente que llegaba a su  extraño consultorio,   eran, generalmente,  personas adultas que en la mayoría de los casos superaban los setenta  años.
Pero cualquier  mortal no deja de   preguntarse ¿por qué?, ¿para  qué?, qué razón tendría alguien para querer  conocer tal  nefasta fecha que podría, sobremanera, afectar su calidad de vida. Pero  releyendo los libros que el  famoso mentalista escribió, donde  manifiesta  razones y hasta exalta  la muerte como una gracia, una especie de  revolución, salvación, liberación  de las penurias mundanas;  profusas en  situaciones difíciles y hasta imposibles de sobrellevar,  como enfermedades  en diferentes grados de  afectación, tanto mentales como  físicas, dolores incontrolables que ni siquiera  responden a la  más alta dosis de morfina.  Accidentes, que  literalmente, dislocan el cuerpo o lo atrofian para siempre. También la mente suele fallar,  generando situaciones muy penosas mientras el cuerpo se mantiene  relativamente sano. En otro orden,  también  se verifican consultas de uno de los  cónyuges. Temas relacionados con la  herencia, conductores de servicios públicos,  pilotos de aviación, fuerzas de seguridad, delincuentes profesionales y  muchos otros casos de los más variados tipos. Lo cierto, parece ser, que al  Dr. Craig no le faltaban pacientes o clientes, o quizás héroes, intrépidos, suicidas, curiosos; ¿quién sabe cómo denominarlos?

Edison, ordenó a su ayudante Jaco las fotografías de rigor y condujo el cadáver a la morgue local. Le intrigaba la fecha y hora de la muerte, pues el occiso tenía rigidez cadavérica, que de hecho, señalaba un deceso de más de 24 horas. Pero el interés especial residía en su cerebro, el volumen del mismo y la  calidad de  la materia gris, por lo que ordenaría  su conservación en formol y  disección en finas capas para un estudio posterior de la corteza   y su  ulterior desecación,  para integrar al fichero  de miles de cerebros de individuos calificados como extraordinarios y también, de  anormales, en cuanto a la conducta psíquica y social, afectados por ciertas enfermedades mentales.
Después revisó el escritorio del “mentalista” y buscó en su archivo. Pero fue  en lo profundo del disco rígido de su computadora donde halló el listado de los consultantes, y  llamó la atención a Edison que Craig figuraba último en la interminable lista. También, descubrió en ella nombres de personajes antiguos, ya desaparecidos,  y   actuales,  de la política, del deporte, magnates de la industria y las finanzas. Se sorprendió con los largos listados de  titulares de pólizas  de compañías de seguros de vida,  que quizás buscaban contrarrestar  el expendio de las mismas con intención manifiesta.
Evidentemente que Craig conocía la fecha y  hora de su final, pero de las causas, o  mecanismos que la desencadenarían, sólo había letras mayúsculas que luego entendí significaban: “Natural”, “Accidente”, “Suicidio”  o  “Violencia”;  letras que se cruzaban todo el tiempo a lo largo de las interminables víctimas de la paranoia de este hombre, a tal punto, que las iniciales N-A-S-V. se repetían como los cuatro nucléotidos en el ADN, que paradójicamente,  hilvanan la vida; A-C-G-T ( Adenina, Cianina, Guanina y Timina).

EL cadáver de Craig, abierto de extremo a extremo, no indicó nada más allá de una muerte súbita por paro cardiorrespiratorio.. Los medios, por otro lado, insistían en que Craig tenía serios problemas económicos, deudas, y que por ellas se habría suicidado, pero la investigación policial la  descartaba,  de la misma forma que su abultada cuenta bancaria. A  excepción de la expresión extraña  que había quedado en su rostro, implícita en los músculos faciales del mentalista  e idéntica a las  que  Craig describía en sus libros,  y de las fotografías de los rostros  de sus atribulados nominados.
Edison, dedujo un extraño caso de revelación,  donde Craig  hablaba a diario con la muerte,  que habría conocido en aquellas frías salas de moribundos en clínicas y hospitales públicos.    
Aquella figura que capciosamente relacionamos con la calavera y la guadaña, de  capa negra y que, al parecer, informó a Craig de su fatídica fecha.
El mentalista, entonces,  murió de  miedo un día antes.


Hugo Peyrachia:”ENIGMAS”.