sábado, 16 de agosto de 2014

CUANDO LA HISTORIA


CUANDO LA HISTORIA

Un día, hace mucho tiempo, allí en la vieja estación LEONES del ferrocarril Mitre.-FCGBM-cuyas siglas florecieron  durante el siglo pasado, detenida frente a mí, la última locomotora a vapor a punto de ser superada por la época. Totalmente renegrida, de trocha ancha. Portaba carbonera corta y  nada más.
Llovía lentamente  esa  tarde de octubre de los primeros años sesenta.
Recuerdo, que llevaba una lona enrollada a la altura de la cabina como único cierre de la misma.
Seguramente,  seguiría viaje a los talleres de Córdoba; tal vez, para ser desguasada.
Habían pasado cien años y seguramente cansada de trabajar sería hora de  que tomase un descanso.
La misma sería reemplazada por las clásicas locomotoras diesel-eléctricas norteamericanas. Desde el principio de la década  ellas  impulsaron a diario el “Rayo de Sol” a Buenos Aires que pasaba por aquí a la 1 de la madrugada o del Serrano que volvía a Córdoba llegando  a las 13 Hs. Cuánta gente vio pasar  esta vieja estación Leones, con su cartel indicativo y su reloj gigante en el andén  estucado y su campana en el sector este que ordenaba la salida  de los trenes que sólo se detenían 10 minutos. La misma campana que toco  por ultima vez   el inglés Behrens jefe de la estación, cuando Diógenes Hernández repeliendo  sus fallidos disparos, acertó mortalmente y el funcionario falleció allí en el banco que aún persiste en el lugar, testigo mudo de la historia, aun cuando la estación ya casi no registra movimiento  salvo el paso expreso de los trenes cargueros que llevan  soja al puerto de Rosario.
 Cuántas historias, cuantas partidas y arribos, de aquella multitud anónima de saco y corbata con sombrero de fieltro y enormes valijas de cartón marrón. El saludo a los jóvenes concriptos que partían al llamado de la patria. Tanques y soldados, en el levantamiento  militar al Gral. Perón del 55 y hasta circos como Búfalo Bill . Cuántas esperanzas, cuántas tristezas, cuántas esperas y cuantas palabras perdidas en el lugar y en los albores del tiempo;  es cuando la historia duele en el alma.


Hugo Peyrach.

10 de Noviembre. de 2013.