viernes, 4 de septiembre de 2015

VIEJO ALMACEN






                                                     VIEJO ALMACÉN


Sobre Bv. Mitre al 1.000 enfrentando a Gral. Paz,  al sur de las vías férreas, existió uno de los más antiguos almacenes de la ciudad de Leones. Posiblemente, fundado por   Feliciano Collado en los primeros años del siglo XX.  Un testigo me señaló  que su familia llegó al vecindario en 1926 y el negocio de Don Collado ya estaba allí.
Este inmigrante español, vaya uno a saber como llegó aquí,  lo cierto que constituyó  un importante almacén de abastecimiento para el otrora pujante barrio sur; muy cercano al taller de Santiago Rosso y donde Collado vendía a granel azúcar, yerba, harina, fideos; todo expuesto en grandes cajones de madera y  bolsas de arpillera.  Largos mostradores   bajos de madera rústica, donde a ambos lados se apoyaba la mercadería. . Sobre uno de   ellos la clásica balanza de platos de bronce que funcionaba con múltiples contrapesas y cuyo mecanismo se encontraba protegido por una caja de vidrio. También, los clásicos cajoncitos de dulces y  trozos de calabazas persistían en los extremos.
Había vino en bordalezas de madera.  Quesos y carnes embutidas en una jaula de un tejido muy fino a la que llamaba fiambrera. Todo se vendía por tanto, tantos centavos de esto o de aquello y se  envolvía en papeles de diarios como si fuera cerrando empanadas. Además, se despachaba kerosene, velas y utensilios de cocina, como cacharros y copas de grueso vidrio celeste entre otras.
Persistía, permanentemente, el aroma a las manzanas frescas.
El almacén, muy pintoresco, pues la mercadería coexistía con una  buena cantidad de gatos que dormían  sobre las bolsas de las mismas y nadie se inmutaba por ello.
Don Collado, probablemente de origen vasco, siempre llevaba una boina negra sobre su cabeza blanca y un lápiz negro en el oído derecho. Además, de un pañuelo batarás al cuello.
El ingreso al antiguo edificio era tipo medio punto, adornado con dos pilares  o columnas que la flanqueaban. Lo cerraban dos portones  de madera sólida.
El almacén de Don Collado, como se lo conocía, funcionó hasta mediado de los años sesenta. Por los pocos datos que pude obtener, primero habría muerto su esposa   Josefa y luego él.
Posteriormente,  el lugar permaneció cerrado  durante una o dos décadas. Más recientemente, el lugar fue reciclado dando origen a un nuevo emprendimiento comercial.
Hugo Peyrachia.-
“Hacedores”
26 de Noviembre de 2013

Pintura ilustrativa del autor.

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