
“LA RAZÓN DE NUESTRA EXISTENCIA.”
Tarde o Temprano, todos nos preguntamos: ¿ Cuál es la razón de nuestra existencia?
¿Para qué estamos en este mundo?. Cuál es su propósito? ¿De dónde venimos y a dónde vamos?.En definitiva, ¿Quiénes somos?.
¿Somos una casualidad, productos de la química, la biología y la evolución natural, o somos productos elaborados, diseños de otros seres superiores a los que llamamos dioses; dios?.
Pensar un poco en nuestro posible origen, de dónde venimos, puede aportar algunos datos para saber quienes somos.
Veamos, en principio, de que estamos hechos. La ciencia nos revela que la materia orgánica que constituye nuestros tejidos, son compuestos o macromoléculas de átomos de Carbono, Hidrógeno, Nitrógeno, Oxígeno, Fósforo, Calcio y otros pocos elementos que alcanzarían los dedos de una mano para contarlos.
Por otra parte, aquellos átomos, no son sino abundadísimos en el cosmos, y todos fueron creados en el interior de viejas estrellas, a distancias siderales, que esparcidos al espacio mediante explosiones extraordinarias, (supernovas), crearon el planeta y los compuestos de la vida. Lo que se discute, es si las moléculas de la vida que formaron las primeras células, surgieron en la tierra o llegaron de algún lugar del espacio, y, si, además, fueron ensambladas naturalmente o artificialmente, digo, en un laboratorio.
Todo esto habilita pensar, que somos seres hechos de materia “interestelar”, o “polvo de estrellas”. Tu sangre contiene hierro en la molécula de hemoglobina que transporta el oxígeno a las células. Ese hierro se creó en viejas y lejanas estrellas, hace miles de millones de años.
Tanto nuestro planeta como nosotros mismos, somos productos espaciales, más aún del “caos” del cosmos, aunque parezca una contradicción.
Así las cosas con la ciencia, somos hijos del cielo estrellado o del barro, si se considera al mismo a los minerales ya solidificados en el planeta. Muchas civilizaciones, adoraban al sol, como el dios que los originó y la realidad parece darles la razón, parcialmente, ya que el mismo constituye sólo una parte de la nebulosa que originó el sistema solar, por ende, el sol y a nosotros mismos, pero esa nebulosa de polvo cósmico ya traía consigo el producto de otras estrellas que habían agotados sus vidas y aportados sus elementos al cosmos, luego la gravedad los condensó formando nuestro sistema solar y nuestro mundo.
Por otra parte, y dentro del reino de la metafísica y de la religión, somos productos de las más elaborados pensamientos que pasan por la mitología, los astros, la tierra, el mar, ciertos animales etc. Hasta de un dios omnipotente, hechos a imagen y semejanza.
La evidencia, parece indicar que somos producto de la Evolución Cósmica, Química y Biológica durante millones de años, que de unas simples moléculas orgánicas que se organizaron en forma de protocélulas, y que la evolución llevó por un laberinto de encrucijadas posibilidades, más el aporte de los rayos cósmicos que generaron las mutaciones, que resolvió en vegetales o en animales y que el mismo mecanismo increíblemente perfeccionador por implacable, llevó a los hombres y si, tal vez, no se alteraran demasiado los parámetros ecológicos que lo contienen, quizás produciría dioses. Tal vez ya los produjo y fueron nuestros creadores.......
Por otra parte, es innegable la vida y aún la inteligencia en el universo, pues nuestro mundo no es más que un pequeño planeta imperceptible en el cosmos; rebosante de vida. Puede que sea la prueba que estamos buscando, nosotros mismos.
La evidencia de nuestra “evolución”, está en los fósiles, en los museos de historia natural.
En el plano químico y molecular. La persistencia de las moléculas y su estabilidad. Por ello la regla de los “octetos” es la finalidad de los átomos. Volverse estables consiguiendo una configuración “areaccionaria.”( ocho electrones en la última órbita), como lo son los "gases nobles". Emulando; quizás, desde el ámbito antropológico la inmortalidad, o sea la "estabilidad" definitiva.
Somos producto de la interacción de los electrones que forman los átomos, que para volverse estables tienden a combinarse entre ellos, originando moléculas y éstas, materia y células, y a su vez, tejidos, órganos, cuerpos y seres inteligentes.
En el ámbito biológico, la vida busca la proliferación, la “sobrevivencia”. Es el “sexo” el principal motor, que junto a la reproducción, ensaya una y otra vez procurando modificaciones genéticas que sirvan al propósito de lograr una mejora en la especie con respecto al medio y así proseguir la búsqueda de esa “Estabilidad”, donde quizás la evolución se detenga. Ésta, parece ser la única razón de nuestro paso por la vida; asegurar la especie con posibles cambios genéticos favorables, mientras se encuentre en condiciones de hacer los intentos (reproducción), luego, sin finalidad alguna, la naturaleza nos eliminará sistemáticamente uno a uno. Resulta además, el cociente que determina el tiempo de vida de cada especie, de donde se deduce, que con sólo avanzar la fertilidad de la especie se alargaría su plazo de vida útil (reproductiva) y en consecuencia su edad biológica.
Mientras tanto, pueden observarse razones. Desde saber quiénes somos, de dónde venimos; o buscar a un dios creador. Hasta la de ayudar al prójimo.
Ensayos-(Filosofía)
HUGO PEYRACH.
12 de Octubre de 2003.
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